En la escuela de la vida, la maestra más dura siempre será la señora muerte, porque ella nos enseña quizás una de las lecciones más difíciles de asimilar. Y aunque al principio, no podamos comprender la valiosa lección que ahí se nos imparte; más adelante entenderemos si somos conscientes de ello, que la mayor lección de la muerte es aprender a vivir. Porque la muerte es solo un día y la vida son muchas más. Hoy queremos compartir con ustedes una serie de acciones que nos pueden enseñar a vivir, conscientes de que algún día partiremos, pero no todos los días.
Movernos hacia las experiencias que nos inviten al amor, al soltar y desprendernos de los apegos que nos envenenan.
Un día tendremos que partir, así que busquemos disponer de nuestro tiempo a lo esencial, hay cosas que valen más que otras.
Entendamos que la vida no gira entorno a nuestros anhelos, reconozcamos que hacemos parte de un todo y es importante convivir en armonía con aquello que nos rodean.
Renunciemos a nuestros odios, rencores y prejuicios, dejémonos sorprender por las posibilidades infinitas que brindan el perdón y la restauración, sanemos pronto las acciones que han afectado a los demás y que quizás también nos hayan causado malestar.
Tómate momentos para disfrutar, que nadie te cuente lo que se siente, que tú mismo lo puedas vivir. Conoce, explora, equivócate, recupérate y continúa aprendiendo.
Expresa sanamente lo que sientes, no te quedes congelado por los miedos y los prejuicios.
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Edwin Alonso.
Psicólogo.
UNAME, UNIDAD DE APOYO EMOCIONAL Y ESPIRITUAL.